Esta semana se procedió a la presentación de los presupuestos generales del estado (PGE) para este año 2012. Esto presupuestos, han sido vendidos el pasado viernes como un ejercicio de responsabilidad y austeridad en los gastos del estado, que estaban desbocados en la anterior legislatura.
Me acuerdo de los tiempos en que los presupuestos llegaban en una furgoneta llena de tomos grandes como biblias. Ahora es mucho más compacto desde que se graban en una memoria USB.
Mi crítica hacia estos presupuestos no va dirigida ni a la subida de los impuestos, ni al recorte del gasto, ni a qué partidas ha sido más apropiada la contracción del gasto. Mi objeción es a la esencia.
Y es que el Gobierno ha optado por intentar mantener el chiringito, como dije cuando escribí sobre las primeras medidas tomadas por el ejecutivo. Son medidas que hubiera podido llevar a cabo el propio Zapatero si hubiera tenido un poco de sensatez.
Antes de suprimir gastos, y sobre todo, subir impuestos, se deberían cancelar la totalidad de las subvenciones públicas. Eso para empezar. Hay que meter mano en las comunidades autónomas, y fusionar ayuntamientos. Sin contar la reforma de la Justicia, la apertura de empresas y el mercado laboral.
Me parece absurdo los coqueteos con los nacionalistas en los que se ha embarcado Rajoy, teniendo mayoría absoluta. Los españoles se las dimos precisamente para que no tuviera hipotecas y no hubiera excusa en el programa de reformas.
Lo más significativo son los 30000 millones de euros que tiene que pagar el Estado sólo por intereses de deuda. Y que el montante de la deuda llegará al 80% del PIB.
Ya están los mercados dando su toque de atención ante la tibieza deplegada por el gobierno del PP. Sólo queda la esperanza de que reconozca la necesidad de reformas profundas, y no meros maquillajes. para el año que viene. Porque es su última oportunidad. Si en 2013 no acomete las transformación institucional que necesita España, ya no le queda tiempo para que aparezcan sus efectos positivos antes de las elecciones de 2015, y como mínimo perderá la mayoría absoluta que tiene y necesita para la gobernación, y es posible que incluso las pierda
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