Este pasado domingo 25 de marzo se han celebrado elecciones autónomicas en Andalucía y Asturias. Como el caso asturiano es irrelevante desde un punto de vista político, me centraré en las elecciones andaluzas. Los resultados de éstas es de todos conocido: 50 diputados PP, 47 PSOE y 12 IU.
La amarga victoria del PP.
Con este resultado, aunque el PP es el partido más votado y con más diputados, no puede hacerse con el gobierno de Andalucia. La decepción es patente en el seno del partido, ya que las expectativas eran muy altas.
La supresión del regimen instaurado en Andalucía, y el refuerzo que esto supondría para la política del gobierno se ha esfumado. Ahora sólo queda aguantar como se pueda estos años y renovar el partido para que pueda hacer frente a este periodo tan oscuro. La Junta de Andalucía se ha convertido en una manzana de tántalo para Javier Arenas.
La dulce derrota del PSOE.
Partiendo de una situación desastrosa, Griñán ha conseguido despertar el voto de sus electores para frustar la posibilidad de un cambio en el gobierno regional. Gracias a sus resultados, el actual presidente de Andalucía dispondrá de un gran margen para obstaculizar las invesigaciones de los casos de corrupción que le salpica.
El triunfo de IU.
La gran beneficiada de estas elecciones ha sido IU, no sólo porque dobla su número de diputados, sino porque se convierte en clave para la formación del gobierno andaluz. Ignoro como evolucionarán las negociaciones, pero los socialistas tendrán que transigir en algunos puntos radicales, pero no en todos. Una de las cuestiones clave será el reparto de carteras, puestos y sueldos. Malo para los miembros socialistas, que se verán abocados a renunciar a algunas prebendas para contentar a los nuevos aliados comunistas. Lo bueno es que los de IU, al no tener idea de economía ni de lo que valen las cosas, son baratos de comprar.
Consecuencias.
La presencia de un gobierno socialista en Andalucía será una dificultad añadida al ejecutivo de Rajoy. Ya no será tan fácil reformar cosas como la financiación autonómica o recortar el déficit.
Griñán se convierte en el principal baluarte de poder real dentro del PSOE. Por eso Rubalcaba no estaba tan exultante como pudiera parecer por el reparto de votos. Tambien el poder y dinero andaluz hará menos problable la disgregación del PSOE.
Tengo la impresión de que los andaluces que han votado a las izquierdas lo han hecho con el convencimiento de que así se mantedrán las distintas formas de sustento que proveen los caciques del PSOE en el territorio andaluz. Ya veremos que pasa cuando esos clientelismo se eliminen al no haber dinero(que no lo hay).
Los andaluces han elegido las migajas que les ofrecen ahora los políticos de la izquierda, que la prosperidad futura a través del esfuerzo que representaba el Partido Popular.
Lo único seguro es que con el gobierno salido de las urnas el 25-M, Andalucía dentro de cuatro años seguirá siendo la región más pobre, con más paro y más iletrada de España, y una de las que más en Europa.
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