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martes, 3 de enero de 2012

La genética parte 1.

Mi primer post del año, dedicado esta vez a la ciencia biológica. 

Bueno, este tema se me ocurrió al ver una foto de una conocida con su hermana en Twitter con el título: los mismos genes. Obviamente, era una referencia a su parentesco, pero poco concreto desde el punto de vista biológico. 

Porque, efectivamente, ella y su hermana comparten los mismos genes. Pero también yo, usted, lector, y los demás 7000 millones de seres humanos que habitamos el planeta. 

Vamos al tema. Todo el mundo sabe que la información necesaria para el funcionamiento de cualquier ser vivo está contenida en la molécula de ADN(ácido dexosiribonucleico). Si tuviera que tratar extensamente la estructura de esta molécula y sus implicaciones, no tengo sitio ni en 100 entradas.


Lo fundamental: el ADN está formado por cuatro bases distintas: guanina(G), adenina(A), timina(T) y citosina(C). Con estas cuatro bases se codifica toda la información necesaria para fabricar las proteínas que las células necesitan para crecer, funcionar y coordinarse entre ellas.
Las proteínas están escritas en unas partes del ADN llamadas genes. El número de genes que posee cada especie es muy variable, pero dentro de una especie, es igual en todos los individuos. De ahí que, todas las personas tengamos en nuestras células los mismos genes.

Yo me acuerdo de los inicios del proyecto Genoma Humano allá en los ochenta. Una tarea titánica, que requerería, según los expertos de la época, no menos de 25 años. Se completó en 15. Y la gran sorpresa fue el número de genes del que disponemos los humanos. Antes del proyecto, los genetistas especulaban que los humanos tendríamos del orden de 150.000- 200.000 genes. Ninguno decía menos de 100.000. Pues bien, el número exacto de genes es....32.185, sólo 300 más que los ratones. Y mucho menos que el arroz, que tiene más de 40.000.

Este fue uno de esos descubrimientos que nos da humildad al género humano. 

En cuanto a la afirmación de legítimo orgullo familiar de mi conocida, debería haber dicho que tenían los mismos alelos, las porciones del ADN procedentes de los padres. Así es como se identifican los parentescos en la actualidad con un acierto del 99,99%. 

Este es el origen de las pruebas de paternidad. A un padre le era imposible saber si realmente un hijo era suyo hasta hace 15 años. Pero la naturaleza ha intentado subsanar este riesgo de sospecha y posible abandono de la madre y su bebé. ¿Sabían que, incluso con una carga genética mitad de la madre, mitad del padre, los bebés tienen tendencia a parecerse más a los padres?¿Y que este parecido es más advertido y señalado al padre por los parientes de la madre(los que más tienen que perder en caso de abandono)?.

Aquí voy a hacer un inciso en defensa de los hombres, sexo al que tengo la fortuna de pertenecer. Las hembras humanas tienen suerte de tener a los machos de su especie. La inmensa mayoría de los machos de los mamíferos se limitan a copular y apenas se encargan del cuidado de la prole. Los hombres, en cambio, están dispuestos a alimentar, cuidar y proteger a sus hijos incluso a costa de su propia vida. Bueno, la mayoría de los hombres, claro.
Este post tendrá una segunda parte acerca de los actuales descubrimientos acerca de la epigenética, las histonas, y la expresión del ADN.

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