Esta es mi última entrada acerca de este escritor francés y sus novelas. Lamento que sea que un final amargo, ya que ésta es sin lugar a dudas, la peor de sus novelas.
Como siempre, una breve sipnosis:
Jonathan y Peter son dos amigos inseparables. Uno es tratante de arte y el otro es crítico, especializado en la obra de un singular pintor del siglo XIX, Vladimir Radskin. Un día, aparecen de forma repentina cinco obras inéditas de este artista. Peter le asigna a Jonathan la tarea de verificar su autoría. Para ello viaja a Londres , donde conoce a Clara, la marchante que ha puesto. Entre ellos aparece una conexión más allá de la realidad...
Como ya he dicho, es una novela mediocre. Aunque se salva la prosa solvente de Levy, y su capacidad descriptiva de personajes y lugares, es que la idea fantástica que la sustenta, relacionada con la reencarnación, no tiene ni pies ni cabeza.
Pero el problema no es aceptar esta propuesta imposible, sino que exista coherencia interna en el relato. En ningún momento te puedes creer las reacciones de los personajes, ni las situaciones en las que se ven involucrados. Con lo cual la trama se transforma en una locura absurda y estúpida.
En esta novela, Levy cae de lleno en uno de sus vicios favoritos: retorcer innecesariamente los argumentos. Y aquí lo hace desde la primera página, sin ningún pudor. Resultado: un libro intragable. Lo único que te hace seguir hasta el final es el talento narrativo de Levy.
En resumen: el único libro que no recomendaría leer de Marc Levy. Menos mal que es corto.
Para endulzar este mal sabor de boca que deja esta última entrada, aquí hay un enlace con nueve de los libros que he leído y comentado. Todos, menos el de la presente entrada. Están en diferentes formatos: epub, pdf, etc.
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