Una semana más, una entrada sobre los libros de Marc Levy. Hoy toca La Mirada de una Mujer.
Y como siempre una breve sipnosis
Susan y Philip se conocen desde la niñez. Han compartido su infancia y su juventud, pero ahora toca separarse. Ella se va a Honduras al Cuerpo de Paz y él se queda en Nueva York para trabajar en publicida. Se prometen escribirse(es 1974) y reencontrarse. Tras unos años de espera, ella decide quedarse en Honduras, y él casarse y formar una familia. Pero en la vida de Philip y su mujer Mary irrumpe la hija de Susan, Lisa, al fallecer ésta en una gran catástrofe....
Como se hace notar, no hay proposición fantástica, y esta vez el relato es magnífico. Aquí se aleja de las historias románticas y se acerca más a un relato humano y familiar. Porque la amistad-amor entre Susan y Philip es sólo una presentación ante el núcleo principal: la increíble unión y afecto que nace entre Mary y Lisa. Es realmente emocionante cómo va transformándose los sentimientos de una hacia la otra, cómo se forja entre ellas una relación que no siempre es fácil.
Debido al intercambio de cartas el estilo narrativo se divide entre un estilo epistolar intercalado por los distintos relatos en las vidas de los protagonistas en su primera mitad, y la prosa bien construida por Levy en la otra. A lo largo de esta última parte es donde se desarrolla la historia más fascinante de la novela, no sólo por exponer la relación madre-hija entre Mary y Lisa. sino por dos episodios que destacan: el incidente con Lisa(en la que interviene de forma determinante el conocido inspector Pilguez); y la visita al centro de control de huracanes. En las páginas que contienen estas subtramas es donde se revelan en toda su intensidad los profundos lazos que han nacido en el seno de la familia de Philip.
Un pequeño inciso sociológico: las historias de amor desde la infancia suelen acabar fatal. Es algo incluso comprobado de forma experimental. A finales del siglo XIX se puso de moda entre las clases pudientes chinas criar desde niños a los futuros esposos en la creencia de que se obtendría parejas armoniosas, pero el resultado fue todo lo contrario. Esto es debido a que los niños que tienen una relación intima hasta la edad adulta no ven a la pareja como tal, sino como una hermana o hermano. Y aquí surge nuestra predisposición biológica en contra del incesto(la consanguineidad es letal para las especies, y se evita a toda costa).
Es una historia muy hermosa la que cuenta Levy en este libro: el amor que siempre queda a pesar de que no resulte como queremos, la lealtad hacia ese amor tras años de lejanía, como amar genera más amor y felicidad de lo que podemos esperar, aunque sea por derroteros nunca imaginados e imprevistos, a veces muy dolorosos.
Extraigo dos preciosas perlas del texto del libro:
Susan haciendo referencia al amuleto que le regaló Philip en la infancia: Llevo tu medalla pegada a mis senos desde antes de que me saliesen.
Mary a Lisa: yo jamás seré tu madre, pero tú siempre serás mi hija.
En resumen, uno de los mejores relatos de Marc Levy, sobrio, conmovedor, empático, una historia que llega al corazón por su sencillez y humanidad.
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