La crisis de deuda ha requerido ya el rescate de tres países: Grecia, Irlanda y Portugal, por diferentes motivos:
Grecia:
La situación de Grecia es consecuencia de una corrupción total de la sociedad helena. Toda la sociedad, desde el recolector de olivas hasta el primer ministro. Usando datos falsos, entró en el euro, y el dinero captado con la deuda se gastaba en dispendios intolerables, como sueldos astrónomicos, jubilaciones de lujo a los cincuenta, y el mantenimiento de una red de prebendas para diversos colectivos. Y ahora encima no quieren pagar.
Todo ello a llevado a que más temprano que tarde, Grecia quiebre, y con ello haga un agujero enorme en las cuentas de resultados de multitud de bancos y fondos de inversión.
Irlanda:
Este es un caso curioso. Al contrario de Grecia, Irlanda tiene una economía liberalizada y dinámica que han convertido a este país en el segundo con la mayor renta per cápita de la Unión Europea, detrás de Luxemburgo.
Ahora bien, la economía irlandesa, por muy productiva que sea, no tiene un gran tamaño debido a su falta de población. Apenas superan los 4,5 millones de habitantes.
Entonces, ¿qué ha fallado en Irlanda?. La irresponsabilidad de sus políticos. Los bancos irlandenses, cabalgando sobre la inundación de dinero barato que supuso el euro, se expandieron mucho más allá de lo debido. Cuando la crisis empezó, los políticos irlandeses tuvieron la osadía de garantizar el 100 % de los depósitos bancarios. Y esto es imposible para cualquier estado. Por ello, sus emisiones de deuda fueron cada vez peor, hasta requerir el rescate.
Portugal:
Nuestro vecino ibérico tiene un problema crónico de crecimiento. Debido a su pequeño tamaño, tanto territorial como en población, su situación geográfica, pero sobre todo, un panorama político volátil, no ha podido crecer a un ritmo apreciable incluso en los años de mayor bonanza internacional. Debido a ello, nadie confiaba en que Portugal pudiera devolver su deuda.
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