¿Cuando un país tiene problemas con la emisión de su deuda?
Pues los técnicos consideran que cuando se paga más de un 7% de interés por el bono a diez años. Y es que si uno vende un bono con este interés, el estado tiene que pagarlo a ese tipo durante diez años, pase lo que pase. Y la otra referencia es la diferencia de interés a pagar respecto al bono más fiable del mundo: el bono alemán. Si supera los 300 puntos porcentuales, las cosas van mal.
¿Qué se hace cuando un país no lograr colocar su deuda, ni a un tipo de interés prohibitivo?
Pues que el país quiebra o es rescatado.
Si quiebra, significa que se suspenden los pagos que tiene que hacer el estado, tanto a los tenedores de deuda, como a funcionarios, proveedores, etc. Y ante esto se debe hacer una auditoría que establezca cómo se puede pagar las deudas contraídas de una forma realista, aunque esto suponga una pérdida de parte del dinero prestado por los inversores. Como es lógico, un país al que le pase esto, pierde completamente cualquier crédito económico, y únicamente puede valerse de sus propios recursos. Nadie le va a prestar dinero en décadas.
El rescate es una medida un poco más sutil que la quiebra. Aunque desde el punto económico es idéntico a la quiebra, en este caso, los países con economías más fuertes y poderosas se comprometen a dar dinero a los estados que no pueden colocar su deuda pública en los mercados para hacer frente a los pagos. A cambio, los estados deudores se comprometen a impulsar una serie de profundas reformas económicas que pongan al país en vías de recuperación del crédito internacional.
Un aspecto negativo de esto es que a los gobiernos que rescatan a otros estados sólo les interesa cobrar la deuda, lo que lleva a imponer medidas impopulares e ineficaces como son la subida generalizada de impuestos, sin tener en cuenta los efectos perniciosos que estas medidas pueden tener en esa misma economía que pretenden estimular.
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