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viernes, 15 de abril de 2011

Sobre la globalización de las costumbres.

El tema de este hilo es un poco inclasificable. Es simplemente la transmisión de hechos que están ocurriendo en los últimos diez años.

Mi reflexión arranca del visionado de una película de 1997 llamada Starship Troopers(Tropas del Espacio) de Paul Verhoeven. Este film está basado en la excelente novela homónima de Robert A. Heinlein. Pero el tema no es la calidad de la cinta, sino que en ella los protagonistas, jóvenes que acaban la secundaria y son reclutados en el servicion militar espacial, viven en Buenos Aires, pero sus usos, apariencia y comportamiento parecian sacados de un instituto de EEUU. 
Hace catorce años, cuando la vi, este detalle me produjo sonrojo y supuse que era una licencia del director para con el público americano. Pero al volver a contemplarla en la actualidad, le he atribuido una soberbia capacidad anticipativa.

Observando diferentes reportajes, películas, series, espectáculos, distribución de discos y descargas, estadísticas, etc. se llega a la conclusión de que las costumbres se están uniformando en todo el mundo. Esto no quiere decir que no persistan determinadas características culturales y sociales pertenecientes a cada región, pero hay una serie de arquetipos sociologicos que se van imponiendo, sobre todo aquellos aspectos procedentes de la cultura de la única superpotencia del mundo: EEUU.

Esto no es un hallazgo nuevo. Hace tiempo que se publico un libro llamado La Tierrra es Plana  de Thomas Friedman llamando la atención a este fenómeno.

Y es que la globalización de las telecomunicaciones y la eliminación de restricciones comerciales y turísticas han posibilitado un crecimeineto en países que desde hace décadas estaban estancados, como La India, China, Indonesia, etc. Aún lejos de los países plenamente desarrollados, pero están acercándose a pasos agigantados.

Y el efecto directos es la tendencia sociólogica de las sociedades en desarrollo a imitar a sus modelos desarrollados, en especial a EEUU. Esto es muy detectable en los jóvenes de clase media y alta en las grandes ciudades de todo el planeta. Sus modos de vestir, formas de diversión, la música y películas que disfrutan, es increíblemente similar. Es sorprendente la semejanza de las discotecas y lugares de baile en ciudades tan dispares como Bógota, Los Ángeles, Paris, Manila, Johanesburgo, Yakarta o Pekín. Incluso en países con severas restricciones a la libertad como son Irán, Arabia Saudí o Pakistán, en los jóvenes urbanos se puede captar esta nueva universalidad de gustos y costumbres si se llega a sus recintos privados.

La lista de ejemplos directos de esta realidad es enorme. Por mencionar algunos

  • La celebración del año nuevo el 31 de diciembre, a pesar de que la tradición local dicta otra fecha, como pasa en China, que ahora celebran los dos.
  • Los cambios en los ritos y fiestas de bodas.
  • Las películas locales, que siguen los referentes estadounidenses. Así, nos encotramos con adaptaciones del estilo de las comedias o cintas de terror procedentes de EEUU al público autóctono. Esto es algo que he constatado: existen cintas de este tipo de Thailandia, Indonesia, Turquia, Alemania, Chile, etc. Sin mencionar España, por supuesto.
  • Las giras de las grandes estrellas del pop-rock actuales, siempre rebosantes de espectadores que ya conocen sus temas. 
  • El éxito de las tiendas de ropa occidental en todas las grandes ciudades del mundo, desde el prét-a-proter a la alta costura.
  • Las peticiones de la cirugía estética: en Irán triunfan las operaciones de nariz y labios, y sus modelos son las estrellas de Hollywood como Nicole Kidman y Angelina Jolie. O el rendondeo de ojos en los países asiásticos (esto último me parece una burrada).

Como digo, el número de casos explicativos de esta tendencia es apabullante. Y con el tiempo aumentará. Como ya he mencionado, todo esto sólo aflora en los entornos más jóvenes de las grandes urbes del mundo, pero se irá expandiendo conforme aumente la riqueza, la capacidad de comunicación y los avances en libertad y derechos humanos. 
Que este fenómeno sea bueno o malo, sólo lo podremos averiguar yendo a aquel país desconocido: el futuro.

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