Aunque normalmente no escribo sobre noticias recientes., creo que hoy es obligado referirme a la renuncia del actual presidente del ejecutivo español, Jose Luis Rodríguez Zapatero , a presentarse como candidato a las próximas elecciones generales.
He de confesar mi más negativa opinión de la gestión de este hombre en el gobierno de España,. Hay innumerables motivos para ello, y sería muy largo citarlos aqui.
Por ello quiero centrarme en las repercusiones inmediatas de esta decisión,.
1º El momento elegido por el presidente es muy malo. Estamos a seis semanas de unas elecciones autónomicas y municipales en las que el PSOE tiene unas perspectivas claramente negativas. Este abandono significa que el debate político se va a centrar en el futuro cercano a los posibles candidatos y las fechas de las elecciones generales.
El PSOE, que quería que la elección de alcaldes y gobiernos autonómicos estuviera condicionado sólo por elementos locales, y no nacionales, ahora no va a tener más remedio que incluir el problema sucesorio en el seno del partido como argumento electoral.
2º El mecanismo para la designación del sucesor del presidente Rodríguez Zapatero, mediante la celebración de primarias, también me parece inadecuado. Yo siempre estaré a favor de la convocatoria de primarias en todos los partidos para la promulgación de candidatos. De hecho, debería ser obligatorio. Pero en el instante escogido, este largo y complicado proceso va a suponer un terrible lastre para el partido socialista.
Esto se acentuará si se confima la debable del PSOE en los comicios del 22 de mayo. En este escenario miles de cargos electos o designados quedarán cesantes, y su única oportunidad de seguir en el machito es que el candidato de la facción a la que se unan gane las primarias. Así pueden tal vez a aspirar a un puesto en la estructura del partido. Todo ello hace prever una masacre política a base de navajazos y golpes bajos.
3º Incluso en el mejor de los casos, el nuevo candidato tendrá muy poco tiempo para afianzarse ante la opinión pública y granjearse una imagen y una marca electoral que los votantes reconocan como propia y depositen su voto a favor.
Y no estoy teniendo en cuenta la lucha por el poder fáctico del PSOE. Una cosa es ser designado candidato, y otra muy distinta controlar los resortes del partido. Que se lo digan a Borrell. Y en la situación actual, no veo a un candidato recién elegido ver al presidente ZP haciendo y deshaciendo en el gobierno cuando es él el que va a dar la cara(para que se la rompan) en las próximos comicios generales. Posiblemente, debería forzar la convocatoria de elecciones anticipadas para llegar a ellas cabalgando en la ola de simpatía que siempre causan las primarias.
Resumiendo, un panorama muy complicado para los militantes socialistas. Pero como yo no lo soy, no puedo más que congraciarme con ello. No voy a ser tan hipócrita para decir que estoy apesadumbrado por los problemas de los rivales políticos. Como reza el antiguo proverbio árabe: "Síentate a la puerta de tu tienda y verás pasar el cadáver de tu enemigo".
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