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jueves, 17 de marzo de 2011

La crisis nuclear en Japón: mitos y realidades de la radiación.

Después de casi una semana de tensión e histerismo provocado por los medios de comunicación, los reactores nucleares de la central de Fuchimida Daiichi siguen aguantando. La ultimísima nueva es que se ha conseguido reanudar el suministro eléctrico en el reactor nº 2. A lo largo del día ha preocupado el reactor nº 4. Este reactor estaba parado en el momento de la catástrofe por mantenimiento, pero la piscina donde se guardaban  las barras de combutible gastado ha bajado su nivel hasta niveles alarmantes, pero la situación de los reactores 1, 2 y 3 es en general estable. Los trabajos se centran ahora en el reactor nº 3 que es el único que contiene plutonio.

Todo mi apoyo para los héroes, 180 trabajadores en turnos de 50, que mantienen la lucha por restablecer los sistemas de refigeración de los núcleos y las piscinas de combustible. 

Y después de tratar la actuacidad, me dispongo a abordar la cuestión de la radiactividad. En radiactividad natural existen tres tipos de radiación:

  • Alpha: particulas pesadas que no pueden atravesar la piel.
  • Beta: electrones que apenas atraviesan las capas superficiales de músculo
  • Gamma: rayos electromagnéticos de alta energía que atraviesan el cuerpo.
  • Neutrones: como carecen de carga eléctrica, penetran mucho y producen daños biológicos. 


Tipos de radiación
Poder de penetración de las radiaciones.

Como se ve la radiación gamma y los neutrones son los más dañinos si procede del exterior del cuerpo. Pero, por fortuna, las partículas radiactivas que pueden haberse escapado de los reactores japoneses producen radiación alfa. Esta radiación sólo es dañina si procede del interior del cuerpo, es decir, si las partículas son ingeridas o inhaladas. Yo he manejado fuentes de radiactividad alfa en mis prácticas de laboratorio en Física Nuclear, y aquí estoy.
Es por ello que se tiene especial atención con el plutonio. Este elemento radiactivo se oxida con mucha facilidad en un polvillo que se dispersa en el aire. También podemos comprender con esta información como funcionan los trajes antiradiación que portan los trabajadores de la central, ya que son autónomos, con filtros de aire y bombonas de oxígeno.



Aparte de todo esto, los efectos de la radiación han sido estudiados en el último siglo con gran profundidad, y se han descubierto algunos hechos. Y uno de ellos es que las dosis de radiación que causan daños, descontando los casos de exposición intensa, son muy variables. 

Se sabe que en personas mayores de 65 años los daños biológicos son menores, debido a su baja tasa de reproducción celular. Por ello, se han desarrollado medicamentos antiradiación basados en la inhibición de la mitosis, el proceso clave en la división celular, y y que es especialmente sensible a las radiaciones.

En general, si al organismo se le da tiempo para recuperarse, los daños biológicos recibidos por una irradiación se reparan. Las tasas de cánceres relacionados directamente con la exposición radiológica, tanto en el caso del accidente de Chernobil como las bombas de Hiroshima y Nagasaki, se han sobredimensionado, y son menores de lo que cabe imaginar. Además de los efectos teratogénicos (toma palabreja) en los hijos de padres irradiados, cuyo número es más bajo de lo que los medios de comunicación han querido exponernos.

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