Este es un tema del que no quería escribir porque es muy complicado, y no soy ningún experto en derechos de propiedad intelectual y libertad de expresión.
Para empezar, creo que intentar regular algo tan peliagudo como esto en un disposición adicional de una ley más general, como es la ley de Economía Sostenible (buaff, que basura política), en vez de optar por la realización de un ley ad hoc, es algo muy inadecuado. Denota el poco interés del gobierno de actuar de forma transparente y coherente.
La ley Sinde en un mecanismo para lograr el cierre rápido de las páginas que proporcionan enlaces para la descarga de contenidos protegidos por derechos de autor. Aquí está lo peligroso de la ley. No es un juez al que se le haya presentado una denuncia y que tome medidas cautelares si así lo cree necesario. Es un comité nombrado por el ministerio de Cultura el que decide que sitios deben ser cerrados. Tras algunas negociaciones, se ha conseguido que esta acción ejecutiva tenga que ser sancionada por un juez, pero sigue siendo altamente cuestionable por la indefensión jurídica que supone para los demandados.
Una de las cosas que me enervan de este asunto es que los defensores de esta ley aducen que, aunque en la actualidad ya existen mecanismos jurídicos para perseguir a los supuestos violadores del derecho de autor, éstos son excesivamente lentos y es por ello preciso la aprobación de esta ley. Es decir, a esta gente les parece mucho más importante que se actúe rápidamente contra este tipo de delitos que contar asaltadores de casas, violadores, tráfico de drogas, secuestros, etc. Se ve claro cuales son sus prioridades con la sociedad.
Pero es que además este tipo de leyes son inútiles. La red informática que es Internet fue diseñada para resistir los daños ocasionados por una hecatombe nuclear, e interpreta cualquier intento de censura como un daño a subsanar. Incluso los más sofisticados intentos de filtrar los contenidos de la red, como el de la dictadura china, tiene brechas por todas partes. Aún hoy los tiranos del mundo pueden cortar físicamente las conexiones a internet, pero en unos años, diminutos dispositivos que se conecten por satélite harán estos mecanismos de censura en obsoletos.
¿Qué pasará con la ley Sinde? Pues que no servirá para nada. Si los creadores de contenidos culturales quieren acabar con la piratería masiva, la opción es sencilla: que desarrollen sistemas de venta de contenidos atractivos y a un precio razonable. Es absurdo querer cobrar 20 € por una novela electrónica o 12 € por una película. Pero esto supone que muchas personas tengan que trabajar en vez de vivir de forma pasiva con el cobro de unos derechos de autor.
En EEUU, la nación más avanzada en estos aspectos, hay una amplia oferta para la descarga y consumo de contenidos. Siempre existirá un porcentaje de piratería, pero a la industria de software y videojuegos no les ha ido tan mal como a otras industrias del entretenimiento, sobre todo la musical.
Aparte, creo que los derechos de autor están sobrevalorados. No discuto que una persona que escribe un guión, dirige una película, compone una canción, tiene derecho a percibir unos emolumentos. Pero que se cobre durante años por el uso de sus productos me parece un abuso. Es como si tuvieramos que pagar a los diseñadores de aviones cada vez que montamos en un vuelo, o pagar a los arquitectos por vivir en nuestras casas. La industria farmacéutica sólo posee las patentes de los medicamentos durante siete años. ¿Por qué hay que pagar durante décadas por el uso de una obra cultural?.
Creo que me excedido en la longitud de la entrada, y quedan muchos aspectos por hablar, como son la vertiente política de este tema, los modelos de explotación de derechos, etc.
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