Este jueves he tenido la oportunidad de ver una película espléndida, maravillosa: De dioses y hombres, del director Xavier Beauvois.
La cinta narra las últimas semanas de vida de unos monjes benedictinos que fueron asesinados en Argelia en 1996 en el transcurso de la guerra civil que se produjo entre el gobierno argelino y los grupos de terroristas islámicos del GIA.
Desde el comienzo, el film muesta las bases de la vida en el seno de la comunidad religiosa: misa, oración, estudio, trabajo...La propuesta cinematográfica del director es muy arriesgada, ya que utiliza planos fijos durante periodos considerables de tiempo. En un mundo en donde la narración audiovisual está dominada por la estética del video musical, con sus cambios constantes de plano y su zoom, hay que admirar el coraje de la elección visual del director. Esto no quiere decir que renuncie a estos recursos fílmicos, pero los usa en los momentos precisos.
Aparte de la labor del elenco de actores, que es soberbia, destaco su fotografía, magnífica tanto en exteriores como en interiores, y la ausencia de banda sonora. Sólo aparecen los cantos de los monjes.
Hay que agradecer al director el gran respeto, admiración y cariño que transmite la película hacia esta comunidad monástica, más aún teniendo en cuenta que es un ateo confeso. En cierta forma, esto beneficia a la película. Un creyente le hubiera costado mantener la objetividad para contar los hechos, que ya de por sí son conmovedores.
Desde el punto de vista religioso, se muestra de forma concisa el significado de los sacramentos, oraciones, símbolos y ritos que los cristianos celebran. Se ve como estos hábitos de la vida religiosa no son actos vacíos, sino que imbuyen a los personajes el valor y la fuerza para afrontar las terribles circunstancias que les ha tocado vivir. No son héroes, no quieren morir ni sufrir. Pero les ha tocado asumir la posibilidad del martirio, y con la ayuda de Dios presente en los sacramentos y la oración, lo consiguen.
Recomiendo ver esta película a todos. creyentes o no, cristianos o no. Es increíble que haya sido un éxito de taquilla en Francia.
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