Llevo toda la semana queriendo escribir sobre este tema toda la semana, y otra vez el azar me lo pone en bandeja, ya que este viernes tarde se ha anunciado la marcha de Hosni Mubarak del poder.
Esta dimisión es consecuencia de semanas de revueltas, huelgas y distribuios en todo Egipto. Y a la vez, estos desordenes son sólo uno más de los acaecidos en los últimos meses en países islámicos del norte de África y Oriente Próximo.
¿Por qué se ha extendido estas protestas a lo largo de los países musulmanes?. Se ha producido una mezcla explosiva de despotismo, población joven, crisis económica y nuevas tecnologías. La totalidad de las naciones islámicas están sometidas a regímenes más o menos tiránicos. Estas dictaduras se han consentido por parte del mundo libre debido a que se suponian que eran una barricada para algo peor: la tiranía islamista. Además, los países occidentales han efectuado pingües beneficios al hacer negocios con los déspotas locales.
¿Qué opinión me merecen estos movimientos revolucionarios?. Para empezar quiero expresar mi sincera posición acerca de la universilidad de la democracia, el Estado de Derecho y los derechos. Una de las cosas que más asco me dan es esa postura de que estos avances de la civilización son únicamente para personas y sociedades "avanzadas", que la sociedad libre no puede arraigar en ciertos lugares.
Por ello, considero obsceno el apoyo de los gobiernos de los países libres han otorgado a estas dictaduras durante años. Aún con la espada de Damocles islamista, es mejor apoyar la adopción de sistemas democráticos. Y creo que esto aún más importante desde el ataque terrorista del 11-S.
Yo no soy muy optimista con la evolución de la situación política en Egipto, Túnez y los otros países de Oriente Próximo. Ójala surja en estos países democracias fuertes y asentadas. Pero es harto difícil, sobre todo por razones económicas. La democracia de por sí no hace que una economía prospere. Y si prospera, tardará tiempo.
Pero deseo señalar algunas razones para tener una perspectiva positiva respecto al futuro. Primero, la juventud ha sido protagonista en estas revueltas, jóvenes armados con móviles y ordenadores conectados a internet y a las redes sociales. Estos jóvenes no creo que se vean seducidos por la instauración de un régimen islamista que ya saben lo que trae, como ha ocurrido en Irán o Gaza: falta de libertad y pobreza crónica. Lo mismo, pero peor, contra lo que están luchando.
Segundo, el papel del ejército en los casos de Túnez y Egipto. Hasta ahora, las fuerzas armadas han actuado de forma ejemplar negándose a ser cómplices en una represión brutal y sangrienta de las revueltas. La mejor esperanza para una salida satisfactoria en ambos casos, o en otros si se extienden las protestas populares, es que los militares lideren y garanticen la construcción de un sistema de gobierno democrático y acorde con los derechos humanos.
Crucemos los dedos. Para mal o para bien, estamos asistiendo a unos acontecimientos históricos importantísimos, que deteminarán muchos factores en el panorama mundial, sobre todo para España.
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