¡Una semana sin escribir entradas!. ¡Que falta de diligencia!. Me gustaría tener una buena excusa, pero no es así. Este tiempo ha sido perdido por mi vagancia natural. Y con lo interesante que deje el tema. Sin más preámbulos, voy a continuar explicando la teoría M.
El antecedente de la moderna teoría M es la teoría de cuerdas. Ésta surgió a finales de la década de los sesenta del siglo pasado. Esta basada en la idea de que todas las partículas, tanto las que forman la materia (electrones, quarks), como las que transmiten las fuerzas fundamentales (fotón), son en realidad distintas vibraciones de unas minúsculas cuerdas de energía.
Esta teoría ofrecía a los físicos teóricos una gran serie de ventajas: era matemáticamente elegante, explicaba la fuerza nuclear fuerte, etc.. Pero tambient adolecía de ciertas deficiencias, a saber:
1.- Las cuerdas de energía sólo podían existir en un universo de diez dimensiones: nueve espaciales y una temporal. Tres espaciales (arriba-abajo, derecha-izquierda, delante-atrás) y una temporal ya las experimentamos diariamente, pero ¿dónde están las otras seis?. Según los físicos, estas dimensiones son pequeñísimas, y sólo las cuerdas las pueden sentir, ya que son igual de pequeñas.
2.- En el desarrollo matemético de la teoría a lo largo de los años, resultó que no sólo había una, sino cinco teorias de cuerdas distintas entre sí.
3.- Y el problema más grave, en mi opinión, es que no es falsable. Este adjetivo alude a la capacidad de hacer predicciones y que éstas se cumplan en los experimentos. Por ejemplo, la ley de gravedad predice que todos los objetos en la Tierra cae con la misma aceleración independientemente de su masa, y los experimentos lo confirman. Si una teoría científica carece de este potencial para la predicción no es más que una especulación como las que hacían los antiguos griegos.
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