Hoy ha sido entregado el premio Nobel de la Paz a Liu Xiaobo, luchador por los derechos humanos y la libertad contra la tiranía que domina china. Ante este reconocimiento, el gobierno chino ha reaccionado bloqueando la televisión noruega, prohibiendo el acceso a la web del premio Nobel, y otro tipo de medidas similares. Estos hechos me han recordado una de mis lecturas más recientes.
Este verano leí el libro "La Gran Muralla: China contra el mundo (1000 A.C- 2000 D.C.)" de Julie Lowell. Esta mujer es una sinóloga experta que en este libro expone la historia de China a través de la referencia directa a las murallas que han construido los distintos gobiernos de este país.
En resumen, el libro constata el fracaso continuo de esta estrategia para contener las invasiones e influencias extranjeras. En la actualidad, estas murallas toman la forma de las medidas adoptadas por los comunistas chinos que he señalado al principio de la entrada. Y como sus hermanas físicas, están destinadas ser desbordadas por las fuerzas de la libertad. Cuan poderosa es la libertad, que un solo hombre libre hace que tiemblen los gobernantes de uno de los países más importantes del mundo.
A propósito, este gobierno ha emprendido esta semana una serie de acciones para la contención de la inflación en China. Y esto es altamente preocupante, porque este tipo de intervenciones suelen ser el preludio de graves problemas económicos y sociales.
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