Creo que hoy es un día apropiado para tratar el tema del coste de la energía. La mayoría de la gente no percibe que la producción y distribución de energía útil es uno de los pilares del sistema económico y clave para el bienestar de una sociedad.
El tarifazo eléctrico que nos han impuesto es consecuencia de la pésima política energética llevada a cabo en los últimos treinta años por todos los gobiernos de este país. Una política regida por la demagogia y el oportunismo político, en vez de por las necesidades reales de la economía y la sociedad.
La primera piedra para esta locura la puso el gobierno presidido por Felipe González al aprobar la moratoria nuclear. Esta energía se ha convertido en la opción más barata y de menor impacto ambiental de todas las existentes. Este hecho es particularmente sangrante si tenemos en cuenta que tenemos que comprar energía eléctrica de origen nuclear a Francia.
El otro gran factor de esta vesánica política energética ha sido la apuesta por las renovables, eólica y solar. Estas tecnologías no están lo suficientemente desarrolladas para proporcionar un suministro masivo y constante de energía. Y nunca lo estarán, por su propia naturaleza: baja densidad energética, bajo rendimiento, fluctuación constante. Sólo han podido imponerse a base de un gigantesco coste de nuestros bolsillos, tanto en impuestos como en la tarifa eléctrica.
El epítome de esta insania han sido las subvenciones al carbón nacional aprobadas por el actual gobierno. Una industria del carbón que debería haber sido cerrada hace veinte años. ¿Cómo va a competir una mina de León con una explotación a cielo abierto cuyas excavadoras de una sola palada extraen 400 toneladas de carbón de una calidad mejor que la extraida en nuestro país?.
Y lo peor es que esta situación es de las más dificiles de solucionar en este país.
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