Después de la panóramica general de la obra de Marc Levy que publiqué la semana pasada, hoy empiezo con la revisión más concreta de sus libros.
En este caso, daré mi opinión sobre dos: "Ojalá fuera cierto" y "Volver a verte". ¿Por qué van juntos?. Pues porque son dos partes de la misma historia, así que me ha parecido lógico comentarlos ambos.
Primero, una breve sipnosis:
Lauren Kline es una joven doctora de San Francisco que tras sufrir un accidente, entra en coma. Meses después, Arthur, un arquitecto recién llegado a la ciudad, alquila el apartamento de la doctora. Y una noche, en el armario del baño, se encuentra con Lauren. No es que se haya recuperado del coma. Es su proyección, su "fantasma", desde la cama del hospital, y el único que puede verla, oirla y tocarla es Arthur.
Y hasta aquí cuento.
"Ojalá fuera cierto" es la primera novela de Marc Levy. Como ya mencioné con anterioridad, la escribió para su hijo, basándose en lo que le contó su abatida mejor amiga, que tras tres años soltera, le confesó sentirse invisible. Nadie la miraba en el metro ni en el trabajo, los
sábados por la noche los pasaba muerta de aburrimiento en casa… "Me hizo
pensar que la soledad es creerse invisible, como un fantasma, situación
de la que uno sale el día que alguien te dice: te quiero".
La hermosa historia de amor imposible e increíble de Lauren y Arthur, es la piedra angular del relato, pero, por fortuna para la literatura en general y los lectores en particular, no es lo único que ofrece.
Tenemos otros personajes como Paul, el fiel amigo y socio de Arthut, que muestra en ambos libros que es un amigo como todos suspiramos tener. Y destacando en especial el detective George Pilguez. Atentos, porque aparece en varias de las novelas de Levy.
Una de las cosas estimulantes de ambas novelas es que hay introducidas escenas de acción y suspense. Incluso de trazos de relato detectivesco, sobre todo en la primera, cuando aparece en escena el detective Pilguez. El accidente de Lauren, y los intentos para salvarla de sus heridas son un claro ejemplo de ello.
Quiero señalar la maravillosa inserción de la historia de la madre de Arthur. Su carta póstuma a su hijo es de veras emocionante y conmovedora. A la belleza de esta parte del relato contribuye de forma soberbia las precisas y cariñosas descripciones de Levy de la casa de la infancia de Arthur y su entorno natural. Esta casa resulta decisiva en ambos libros, por lo que se le podría atribuir el estatus de personaje propio.
La novela además, contiene un fuerte mensaje de vindicación vital, un canto a la vida y a aprovechar y exprimir hasta el último instante nuestra estancia en el mundo. Y que el amor es la máxima expresión de la vida.
En resumen, te identificas con los personajes, crees lo increíble, y piensas que el amor permite que todo sea posible. Puede que no se cumpla siempre, pero sí creo con toda sinceridad que el amor es el pilar de la vida. Familia, amigos y amad@s, e incluso mascotas, son lo imprescindible, lo que puedes presentar con orgullo.
Y ahora, los que no lo hayan leído, pues que disfruten de la prosa de Levy.
PS: Quien quiera saber el final de la historia de Arthur y Lauren, no está en ninguna de las dos novelas. Aparece como cameo en otra posterior: "Mis amigos, mis amores".
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