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lunes, 31 de octubre de 2011

Halloween y la festividad de Todos los Santos.

Creo que es el momento óptimo para hablar de este tema.

Halloween(pronúnciese halloweén, es aguda), es la contracción corrupta de la expresión "All Hollows Eve", que significa la víspera de Todos los Santos. Es una fiesta de origen irlandés en su concepción actual, que se extendió por todos los países angloparlantes, y después a toda Europa y colonias..

Se remonta a las tradiciones celtas de cambio de año, y que existían también en otros pueblos del continente. Resulta que los celtas sólo tenían dos estaciones del año: verano e invierno. Y el inicio de estas estaciones eran el 1 de mayo, y el 1 de noviembre, y las vísperas de ambas fechas son, juntos con la noche de San Juan, las noches más mágicas del año: Santa Walpurgis, o noche de Walpurgis, el 30 de abril, y Halloween, el 31 de octubre.

Aún en algunos sitios se celebra la noche de Walpurgis, pero la que más se conmemora es Halloween. La cultura popular dominante en el mundo, la estadounidense, ha introducido en el imaginario colectivo esta fiesta con la recogida de golosinas por los niños y las reuniones con sustos y disfraces. Pero existen otras grandes tradiciones como la mejicana, tan rica como la anglosajona.

Pero lo malo de Halloween es que eclipsa la fiesta principal: la celebración de Todos los Santos. La iglesia siempre ha optado por incluir en su calendario litúrgico las fechas ya importantes en la religiosidad imperante en las regiones de predicación. La elección de este momento del año para el recuerdo de los seres queridos que han muerto era lógico.

La Iglesia Católica dedica a los muertos dos días seguidos: Todos los Santos, y Fieles Difuntos.

El primer día, 1 de noviembre, es fiesta de guardar(hay que ir a misa), y se evoca a todas las personas que debido a su ejemplar trayectoria en vida, se cree que ya están en el paraíso con Dios.

El día de los Fieles Difuntos, 2 de noviembre, se pide por las personas que se encuentran en el purgatorio penando por sus pecados; perdonados, pero no exonerados. Estos seres humanos son precisamente los que más necesitan las oraciones de la iglesia.

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