Y ahora, Capitán América. Este sí que es un personaje más popular y conocido. Por lo menos, su esencia es captada al instante: un aladid de los Estados Unidos en defensa de los enemigos de la libertad. Es evidente el origen de este héroe: fue uno más de los elementos propagandísticos usados durante la Segunda Guerra Mundial proporcionados por la industria del entretenemiento americano.
Aunque en un primer momento la película puede ser evaluada como una típica americanada, la película sorprende porque está bien hecha, incluso se permite dosis de ironía y cinismo dentro de la trama. Y es que se nota que el guión de este film está más trabajado que el habitual del género de superhéroes.
La acción nos traslada a la Segunda Guerra Mundial, en donde un joven alfeñique y enfermizo es seleccionado para la prueba de un suero que lo convierte en un supersoldado. Después de ello, se ve involucrado en la lucha contra una facción nazi dirigida por la Calavera Roja, interpretado por Hugo Weaving. Y tiene un papel relevante un personaje, el padre de Tony Stark, Ironman, protagonista de la franquicia homónima.
Como ya he indicado, el guión, la cimentación imprescindible para toda película, está bien desarrollado. No es que sea perfecto, pero sí es muy sólido y coherente. Además del guión, la dirección de , y los elementos técnicos son impecables, sobre todo la dirección artística para recrear el ambiente de la Segunda Guerra Mundial. Entre los elementos negativos, la plana interpretación de Chris Evans como Capitán América, encabezando un elenco actoral que carece de química.
Mejor que Green Lantern, es una cinta recomendable para los que les gusta el género de superhéroes, y un buena elección para llevar a los niños. Es entretenida, con un acción bien dosificada, y con una calidad más aceptable.
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