Una de las consecuencias de la disparatada política energética llevada a cabo en España es que existe un exceso de potencia instalada, en particular de las energías renovables. Concretando, la potencia que la totalidad de las centrales eléctricas podrían producir en un momento dado es de cerca de 99.001 MW, pero la potencia consumida por los españoles ha sido únicamente de media 44.440 MW con picos de 46. 000 MW.
Esto significa que nos sobra una gran cantidad de centrales instaladas, principalmente de las energías renovables. Este es el motivo por lo que vemos muchos molinos parados a pesar de que haya viento. Esto es crucial para comprender la demanda energética: la electricidad no se puede almacenar, tiene que ser producida y consumida al momento. Por eso es vital el control en cada instante de la generación de la energía eléctrica.
Ahora quiero centrarme en los costes de generar una determinada cantidad de energía eléctrica según la fuente empleada en la producción. Estos costes son por kilovatio-hora (kWh):
- Energía nuclear: 3,6 cts de €.
- Energía hidráulica: 4,5 cts de €.
- Por quema de carbón: 5,2 cts de €.
- Quema de gas: 6 cts de €.
- Energía eólica: 8,4 cts de €.
- Energía solar fotovoltaica: 43 cts de €.
Como se ve, las energías renovables que se han promocionado en este pais son las que producen electricidad más cara. Así, nos encontramos con un exceso de potencia instalada de unas tecnologías energéticas de coste desorbitado.Estas energias, cuando estén desarrolladas, posiblemente sean un buen complemento al suministro general energético, pero ha sido un locura basar la totalidad de la estrategia de energía nacional en elllas.
Una solución a todo este embrollo, pasaría pues por convencer a las empresas eléctricas que desmantelen estas centrales de energía cara (eólica, solar), con toda la inversión que se perdería, y que construyan
centrales de energía barata (nuclear, gas). Como se ve, estas medidas no las emprenderían por las buenas.
Una estrategia para que esto fuera posible es la liberalización real del mercado eléctrico, la libre elección del tipo de energía que se quiere consumir, el conocimiento del coste real de cada kWh, la promoción de políticas de ahorro y gestión en la energía.
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