Corea del Norte, como estado del bloque comunista, sufrió las consecuencias del colapso de la U.R.S.S.. Esto fue el golpe de gracia para la precaria economía norcoreana.
Además en la década de los noventa, Corea del Norte se vio asolada por una serie de catástrofes naturales que provocó una hambruna generalizada que diezmo a la población (literalmente, de una población de 24 millones murieron 2 o tres millones).
¿Esta serie de cataclismos hizó reflexionar al gobierno de Corea del Norte acerca de la necesidad de reformas como han hecho China o Vietnam?. No, en absoluto. Se ha enrocado en una posición de intransigencia. Pero a la vez no ha tenido más remedio que idear medios para recaudar fondos para mantener el ejérciro y la nomenclatura.
Una de estas fuentes, particularmente vil, ha sido revender la ayuda humanitaria para combatir las hambrunas, después de ser acaparados estos suministros por sus clases dirigentes. Otra ha sido la venta de armas a países como Irán, u organizaciones terroristas como Hamas. También se han abierto ligeramente al turismo, inagurando restaurantes y casinos, donde la moneda habitual es el euro.
Este dinero ha sido empleado para su programa nuclear, medio de terror para someter a más chantaje a la comunidad internacional, y para mejorar la situación de los dirigentes, adquiriendo coches, móviles, etc.
Este año, Kim Jong-Il, que al parecer está muy enfermo (normal, es un alcohólico) ha designado sucesor a su hijo pequeño, Kim Jong Su, porque su hijo mayor fue capturado cuando viajaba al Japón y desertó.
Como el nuevo Querido Camarada (sic) Kim Jong Su está haciendo equilibrios en su puesto, las agresiones a Corea del Sur son el intrumento por el cual su padre quier reafirmar su poder en este proceso sucesorio.
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