Vistas de página en total

lunes, 28 de enero de 2013

Mi nuevo móvil: cómo los móviles han cambiado nuestra vida

Los móviles que es se han convertido en una parte indispensable de nuestra vida. El propósito original: llamar por teléfono, enviar mensajes, etc. ha quedado atrás y se han convertido en nuestras plataformas de acceso a la información preferidas 

Mi primer móvil fue un siemens 55. Me lo compré en el año 2003. Siempre había sido muy renuente a comprar un móvil ya que siempre he odiado hablar por teléfono. Hasta hablar con mis amigos y familiares me resulta difícil a través del teléfono. Por ello, durante prácticamente los primeros siete años que use el móvil apenas hacia nada con él. Hasta la llegada de los smartphone.

La verdad es que los teléfonos inteligentes me han supuesto una gran ayuda. De hecho, esta entrada es una prueba de la utilidad del dictáfono que incluye mi nuevo Samsung Galaxy SIII.
No sólo eso: también me permite aprovechar el montón de ratos muertos que a veces se produce de mi vida: las colas en el supermercado, las esperas de amigos, incluso de los semáforos. Con el móvil puedo enviar sms, leer estados de tuenti, crear tweets, redactar entradas al blog, buscar información que necesito por internet y, sobre todo, leer.

La lecturar en los dispositivos electrónicos como ya publiqué en mi anterior entrada es fabuloso. No tienes que ir cargado del libro que te estás leyendo ni tienes que preocuparte en llevarte libros en las vacaciones y viajes.

¿Porque los móviles son más importantes y nos sentimos más ligados con ellos que con ningún otro dispositivo electrónico?.

Antes disponíamos de teléfonos, pero no era nuestros, eran una línea compartida normalmente con el resto de personas de la casa.

Tener móvil es semejante a tener coche, a sacarse el carné de conducir porque te permite un nuevo nivel de libertad. Pero, claro, la adquisición y uso de un móvil es mucho más sencillo que el sacar el permiso de conducir y comprar un coche.

Para la mayoría de los jóvenes el acceso a un móvil personal es su primer ámbito de independencia, más incluso que los ordenadores y consolas, que pueden ser fácilmente controlados por los padres.

Yo siempre he considerado el móvil como una herramienta de trabajo, y me lo compré porque pensé que me iba a ser útil, y así ha sido a partir de mi primer smartphone: un Sony Xferia Mini (pero mini,  mini, y que ahora ha heredado mi sobrina)

Una de las mejores cosas que hice al comprar este móvil fue contratar una tarifa de datos. Al principio creía que iba a ser algo prescindible,  pero con el paso del tiempo lo fui usando cada vez más, ante todo, en el envío de mensajes a través de Whatsapp. Ninguna otra aplicación ha supuesto una revolución mayor en las comunicaciones entre móviles.

Y esto me lleva a otra cuestión que discuto algunas veces: ¿es qué las compañías telefónicas no hubieran podido desarrollar una aplicación similar a Whatsapp antes de que éste apareciera?.

Obviamente, sí. Me imagino a un joven ingeniero de telecomunicaciones o su equipo presentando al directivo de turno un proyecto similar a Whatsapp: el envío de mensajes fotos y videos a través de la banda de datos de la telefonía móvil. Y el directivo de turno diciéndoles: no, no vamos a realizar esta aplicación porque supondría una pérdida de ingresos por los sms.

Al final, ¿que ha pasado?. Pues que hay unos desarrolladores independientes crear Whatsapp y se han quedadon sin los ingresos de sms de todas maneras

Esta es otra demostración de cómo en el mundo de la tecnología no existen las posiciones dominantes si no recuerdas jemplos como Microsoft, Nokia, Netscape, etc.

Espero que esta entrada haya salido bien. Ha sido redactada en un 90% por voz a través de mi nuevo móvil, así que si este ha salido bien, las posteriores entradas que publicaré las haré por este sistema.
Esto supondrá un gran júbilo para mis seguidores ya que porque publicar con mucha más asiduidad.

martes, 15 de enero de 2013

Crítica de Cine:La Noche Más Oscura.

Después de tres meses sin publicar nada, voy a hacer un esfuerzo para escribir un poco más.

El viernes pasado fui a ver La Noche más Oscura, la película recién estrenada dirigida por Kathryn Bigelow acerca de la persecución y final ejecución del jefe de la red terrorista Al-Qaeda, Osama Ben Laden.


En esta crítica omito una sipnosis por motivos obvios. Hasta me acabo de permitir revelar el final en el párrafo anterior, pero habría que haber estado los últimos doce años debajo de una piedra para no enterarse de lo ocurrido.

Así que paso directamente a las cuestiones cinematográficas. Bigelow es una directora que conozco desde su primera película auspiciada por su entoces marido James Cameron. La película era una revisitación de los mítos vampíricos y se titulaba Los Viajeros de la Noche. Después, cuando James Cameron la dejó por la protagonista de Terminator(cosa sorprendente, porque Bigelow es una mujer impresionante aún hoy con 62 años, imaginaos como era hace 25) realizó la mítica Le llaman Bodhi, calificada por el público de la MTV como "la mejor película de acción de los 90"¡?¡?¡?. La película no hubiera estado mal si no fuera por la temática surfista(no tengo nada contra el surf, como contra ningún otro deporte, pero, vamos, ese aura trascendente y mística que tienen algunos fanáticos del surf es algo que me supera).

Hace tres años, Kathryn  fue reivindicada por En Tierra Hostil, película excelente que le mereció el oscar a la mejor directora, la primera vez que se otorgaba este galardón a una mujer en esa categoría.

Y ahora tenemos una cinta como La Noche más Oscura. Lo primero: que se olviden de verla los que esperen un espectáculo de acción a raudales. Esta en un film de espías auténticos, es decir, lenta y metódica. Pero que los acontecimientos se sucedan con parsimonia no significa que sea aburrida.

Podríamos dividir el film en tres partes diferenciadas: los inicios de la protagonista en la unidad de la CIA en Pakistán, su investigación cuando ya es veterana, y la localización y asalto de la fortaleza de Ben Laden en Pakistán.

De la primera parte destaco la horrible sensación que dejan las escenas de los interrogatorios, no apta para espíritus sensibles. No sólo porque todo ser humano con un poco de sensibilidad lo pasa mal viendo sufrir a los demás, sino también por no poder condenarlo sin paliativos. Al fin de al cabo, son terroristas y la información que proporcionan ayuda a salvar vidas. Eso te deja un nudo en el estómago, esa angustia ante hallarnos en una zona gris de la moralidad.

La segunda parte es la menos destacada, en la que se muestran los distintos aspectos personales del personal de la CIA, su rutina, sus relaciones, como se deterioran personalmete, o como surgen obstáculos a su trabajo, ya duro de por sí.

La tercera, como es obvio, es la preparación y el asalto a la casa donde se escondía Ben Laden. Los momentos previos al ataque, con los helicópteros atravesando la oscuridad hasta su objetivo, te sube la adrenanila a tope. Deslumbra la realización del combate, una exhibición de perfección técnica, cargada de realismo. Los disparos no son ensordecedores, son golpes secos, las personas no reciben los impactos con un salto hacia atrás, sólo caen.

Y ahora, entrando en cuestiones cinematográficas, es increible que esta magnífica directora de acción también lo sea de actores. Porque el peso de esta película recae sin duda en la sobresaliente labor de la actriz protagonista.

La interpretación de Jessica Chastain(acaba de ganar el globo de oro, y posiblemanete de llevará el oscar) es simplemente impresionante. La escena final con la que la película termina, sólo puede ser realizada por esas actrices bendecidas por un talento sobrenatural.
Jessica Chastain


Aunque en la vida real no hay agentes de campo femeninas en esos ambientes(sí analistas), la elección de una protagonista femenina hace que el espectador se implique más en la trama, identificándose con las dificultades de la protagonista.

Aparte de la interpretación, el guión está bien desarrollado y cuenta con una extensa documentación acerca de los hechos que narra. En general, la dirección es completamente clásico, con sobrios planos, pero sin desdeñar la cámara en mano cuando es preciso.

Una película soberbia de visión imprescindible para los amantes del cine, sobre todo de espia.