Este puente España ha sufrido un envite terrible de los controladores aéreos, consiguiendo el sueño de muchos grupos terroristas: cerrar el espacio aéreo español, secuestrar a un cuarto de millón de pasajeros y desprestigiar al país.
Ante esto, el actual gobierno puso en marcha una serie de medidas que desembocó en el establecimiento del estado de alarma en el territorio español. Hasta aquí es algo de todos conocidos.
Pero lo que me parece muy preocupante, demencial, es la atribución al gobierno socialista de un complejo plan de acción-reacción para instaurar este estado de alarma con aviesas intenciones. Hay que ser bastante paranoico para atribuirle a los miembros del gobierno esta capacidad cuasidivina para la predicción de los acontencimietos acaecidos desde el viernes.
A la actuación gubernamental se le puede achacar poca celeridad, falta de liderazgo del presidente del gobierno, nula preparación ante estas posibles acciones, incoherencia con respecto a otras huelgas en las que se cometiron ilegalidades como la del metro de Madrid, pero lo último que se me ocurre es una conspiración planificada y efectuada por el actual gobierno para lograr oscuros propósitos.
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